miércoles, 12 de diciembre de 2007

Propuestas para definir al lector ideal (Alberto Manguel)

El lector ideal es el escritor en el instante anterior a la escritura.


El lector ideal no reconstruye un texto: lo recrea.


El lector ideal no sigue el hilo de la narración: avanza con él.


Un célebre programa de radio para niños en la BBC siempre comenzaba con la pregunta: "¿Estáis sentados cómodamente? Entonces podemos empezar". El lector ideal sabe sentarse cómodamente.


Imágenes de san Jerónimo lo muestran detenido en su traducción de la Biblia, escuchando la palabra de Dios. El lector ideal debe aprender a escuchar.


El lector ideal es un traductor. Es capaz de desmenuzar un texto, retirarle la piel, cortarlo hasta la médula, seguir cada arteria y cada vena, y luego poner en pie a un nuevo ser viviente. El lector ideal no es un taxidermista.


El lector ideal existe en el momento que precede a la creación.


Para el lector ideal, todos los recursos literarios son familiares.


Para el lector ideal, toda anécdota es novedosa.


"Uno debe ser algo inventor para leer bien". Ralph Waldo Emerson.


El lector ideal tiene una ilimitada capacidad de olvido. Puede borrar de su memoria el hecho de que Dr. Jekyll y Mr. Hyde son la misma persona, que Julien Sorel será decapitado, que el nombre del asesino de Roger Ackroyd le es conocido.


El lector ideal no se interesa por los escritos de Michel Houllebecq.


El lector ideal sabe aquello que el escritor sólo intuye.


El lector ideal subvierte el texto. El lector ideal no se fía de la palabra del escritor.


El lector ideal procede por acumulación: cada vez que lee un texto, agrega una nueva capa de memoria al cuento.


Todo lector ideal es un lector asociativo. Lee como si todos los libros fueran la obra de un único escritor, prolífico e intemporal.


El lector ideal no puede volcar su conocimiento en palabras.


Al cerrar un libro, el lector ideal siente que, de no haberlo leído, el mundo sería más pobre.
El lector ideal es como Joseph Joubert que arrancaba de los libros de su biblioteca las páginas que no le gustaban.


El lector ideal tiene un perverso sentido del humor.


El lector ideal nunca cuenta sus libros.


El lector ideal es a la vez generoso y avaro.


El lector ideal lee toda literatura como si fuera anónima.


El lector ideal usa con placer el diccionario.


El lector ideal juzga a un libro por su cubierta.


Al leer un libro de hace siglos, el lector ideal se siente inmortal.


Paolo y Francesca no eran lectores ideales, ya que le confiesan a Dante que, después del primer beso, ya no leyeron más. Un lector ideal hubiese dado el beso y seguido leyendo. Un amor no excluye al otro.


El lector ideal no sabe si es o no el lector ideal hasta después de acabado el libro.


El lector ideal comparte la ética de Don Quijote, el deseo de Madame Bovary, el espíritu aventurero de Ulises, la desfachatez de Zazie, al menos mientras dura la narración.


El lector ideal recorre con placer senderos conocidos. "Un buen lector, un lector con mayúscula, un lector activo y creativo es un relector". Vladímir Nabokov.


El lector ideal es politeísta.


El lector ideal guarda, para un libro, la promesa de la resurrección.


Robinsón no es un lector ideal. Lee la Biblia para encontrar respuestas. Un lector ideal lee para encontrar preguntas.


Todo libro, bueno o malo, tiene su lector ideal.


Para el lector ideal, todo libro es, en cierta medida, su autobiografía.


El lector ideal no tiene una nacionalidad precisa.


A veces, un escritor debe esperar varios siglos para encontrar a su lector ideal. Blake necesitó ciento cincuenta años para encontrar a Northrop Frye.


El lector ideal según Stendhal: "Escribo para apenas cien lectores, para seres infelices, amables, encantadores, nunca morales o hipócritas, a quienes me gustaría complacer. Apenas si conozco a uno o dos".


El lector ideal ha sido infeliz.


El lector ideal cambia con la edad. El lector ideal de los Veinte poemas de amor de Neruda a los catorce años puede no serlo a los treinta. La experiencia empaña ciertas lecturas.


Pinochet, al prohibir Don Quijote por temor a que el libro pudiera leerse como una defensa de la desobediencia civil, fue su lector ideal.


El lector ideal nunca agota la geografía de un libro.


El lector ideal debe estar dispuesto a no sólo suspender su incredulidad sino a adoptar una nueva fe.


El lector ideal nunca dice: "Si solamente...".


Escribir en los márgenes de un libro es marca del lector ideal.


El lector ideal proselitiza.


El lector ideal es veleidoso sin sentirse jamás culpable.


El lector ideal puede enamorarse de al menos uno de los personajes de un libro.


Al lector ideal no le preocupan los anacronismos, la verdad documental, la precisión histórica, la exactitud topográfica. El lector ideal no es un arqueólogo.


El lector ideal exige rigurosamente que se mantengan las leyes y reglas que cada libro crea para sí mismo.


"Hay tres clases de lectores: la primera, aquellos que gustan de un libro sin juzgarlo; la tercera, aquellos que lo juzgan sin gustarlo; y otra, entre las dos, que juzgan mientras gustan de un libro y gustan de un libro mientras lo juzgan. Estos últimos dan nueva vida a una obra de arte, y no son muchos". Goethe, en una carta a Johann Friedrich Rochlitz.


Los lectores que se suicidaron después de leer Werther no eran lectores ideales sino meramente sentimentales.


El lector ideal es pocas veces sentimental.


El lector ideal desea llegar al final del libro y, al mismo tiempo, que el libro no acabe.


El lector ideal nunca se impacienta.


Al lector ideal no le interesan los géneros literarios.


El lector ideal es (o parece ser) más inteligente que el escritor. Pero no por eso lo menoscaba.


Llega un momento en que todo lector se considera un lector ideal.


Las buenas intenciones no producen lectores ideales.


El Marqués de Sade: "Sólo escribo para quienes pueden entenderme, y éstos me leerán sin correr peligro".


El Marqués de Sade se equivoca: el lector ideal siempre corre peligro.


El lector ideal es el personaje principal de toda novela.


Valéry: "Un ideal literario: saber por fin no llenar la página de nada excepto el lector".


El lector ideal es alguien con quien el escritor podría pasar la noche, a gusto, con una copa de vino.


No debe confundirse lector ideal con lector virtual.


Un escritor no es nunca su propio lector ideal.


La literatura depende, no de lectores ideales, sino de lectores suficientemente buenos.

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Alberto Manguel
El País/Babelia/29-11-2003

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lunes, 10 de diciembre de 2007

La farsa de la desolación (Javier Marías sobre Thomas Bernhard)

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Hay escritores horribles, malos, pasables, buenos y excelentes. Los hay incluso, geniales. Pero también hay otros en los que su calidad es un asunto secundario, aunque sin duda se les reconozca. Son los escritores que crean adicción, o dicho de otra forma, con los que el lector establece una relación más parecida a la del hincha de fútbol con su equipo o a la de la quinceañera con su ídolo musical. De esos autores se lee todo y se quiere siempre más; se atiende y hasta se recorta cuanto se publica sobre ellos, se guardan las entrevistas y las reseñas de sus obras; se compran grabaciones o vídeos si los hay: fácilmente se convierte uno en coleccionista. Estos escritores son rarísimos, más infrecuentes incluso que los geniales, y ya es decir. Y la falta de textos suyos se vive como una privación. Así, cuando mueren -si estaban vivos-, el lector adicto puede sentir algo muy próximo a la desgracia personal, aunque jamás haya visto en persona al difunto. Para mi, como para mucha otra gente de toda Europa, Thomas Bernhard ha sido el penúltimo escritor de esta índole, muy peligrosa, por cierto, para el lector que a su vez es escritor, pues puede verse irremisiblemente contagiado en su escritura por un influjo tan poderoso como buscado. Más aún en el caso de Bernhard, cuyo estilo es enormemente pegadizo, como una inoculación. Buena prueba de ello es la extraña y lamentable escuela que ha creado en nuestro país, donde desde hace algún tiempo abundan las novelas contaminadas por Bernhard y los novelistas que creen que basta con despotricar de todo y mostrarse coléricos, resentidos y negativistas para hacer buena literatura. Como sucede con Kafka, Joyce o Beckett, lo peor de ellos son los kafkianos, los joyceanos y los beckettianos, su verdadero azote. Sólo señalaré un rasgo de Bernhard que cada vez he visto más en sus escritos y que precisamente parece pasar inadvertido para la mayoría de los bernhardianos, quienes se lo toman con una solemnidad de espanto y una literalidad propia de párvulos: su sentido del humor. Es más, hoy lo veo como un escritor esencialmente cómico, y que por eso, con ser desolador, no resulta casi nunca deprimente ni sórdido, cosas bien distintas. Basta con saber que gran parte de su autobiografía era falsa -y por tanto dickensiana-, o con leer Trastorno o Maestros antiguos o El malogrado, para sospechar que el ceño de Bernhard no se diferenciaba mucho del que solía fruncir aquel "malo" alto y grandón de las películas de Charlot, aprovechándose de sus disparatadas cejas. Lo que hay en él es sobre todo la desolación de la farsa, o si se prefiere, la farsa de la desolación. Y como buen adicto, y para no saberme definitivamente privado de Bernhard, aún tengo sin leer su última novela, Extinción, para cuando se me haga en verdad insoportable la necesidad de una generosa dosis.


© Javier Marías El País/Babelia, 1996
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Thomas Bernhard (Poème)

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Au milieu de la représentation
Par exemple au milieu de l'aria de la vengeance
s'arrêter de chanter
laisser tomber les bras
ignorer l'orchestre
ignorer les partenaires
ignorer le public
tout ignorer
rester là
et ne rien faire
et tout regarder fixement
regarder fixement vous comprenez
brusquement tirer la langue

Thomas Bernhard
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jueves, 22 de noviembre de 2007

Dom Casmurro (Machado de Assis)

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CAPÍTULO VIII
É Tempo
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(...)
“A vida é uma ópera”, dizia-me um velho tenor italiano que aqui viveu e morreu... E explicou-me um dia a definição, em tal maneira que me fez crer nela. Talvez valha a pena dá-la; é só um capítulo.

CAPÍTULO IX
A Ópera

Já não tinha voz, mas teimava em dizer que a tinha. “O desuso é que me faz mal”, acrescentava. Sempre que uma companhia nova chegava da Europa, ia ao empresário e expunha-lhe toda as injustiças da terra e do céu; o empresário cometia mais uma, e ele saía a bradar contra a iniqüidade. Trazia ainda os bigodes dos seus papéis. Quando andava, apesar de velho, parecia cortejar uma princesa de Babilônia. Às vezes, cantarolava, sem abrir a boca, algum trecho ainda mais idoso que ele ou tanto; vozes assim abafadas são sempre possíveis. Vinha aqui jantar comigo algumas vezes. Uma noite, depois de muito Chianti, repetiu-me a definição do costume, e como eu lhe dissesse que a vida tanto podia ser uma ópera como uma viagem de mar ou uma batalha, abanou a cabeça e replicou:
— A vida é uma ópera e uma grande ópera. O tenor e o barítono lutam pelo soprano, em presença do baixo e dos comprimários, quando não são o soprano e o contralto que lutam pelo tenor, em presença do mesmo baixo e dos mesmos comprimários. Há coros numerosos, muitos bailados, e a orquestração é excelente...
— Mas, meu caro Marcolini...
— Quê?...
E, depois de beber um gole de licor, pousou o cálix, e expôs-me a história da criação, com palavras que vou resumir.
Deus é o poeta. A música é de Satanás, jovem maestro de muito futuro, que aprendeu no conservatório do céu. Rival de Miguel, Rafael e Gabriel, não tolerava a precedência que eles tinham na distribuição dos prêmios. Pode ser também que a música em demasia doce e mística daqueles outros condiscípulos fosse aborrecível ao seu gênio essencialmente trágico. Tramou uma rebelião que foi descoberta a tempo, e ele expulso do conservatório. Tudo se teria passado sem mais nada, se Deus não houvesse escrito um libreto de ópera, do qual abrira mão, por entender que tal gênero de recreio era impróprio da sua eternidade. Satanás levou o manuscrito consigo para o inferno. Com o fim de mostrar que valia mais que os outros — e acaso para reconciliar-se com o céu —, compôs a partitura, e logo que a acabou foi levá-la ao Padre Eterno.
— Senhor, não desaprendi as lições recebidas, disse-lhe. Aqui tendes a partitura, escutai-a, emendai-a, fazei-a executar, e se a achardes digna das alturas, admiti-me com ela a vossos pés...
— Não, retorquiu o Senhor, não quero ouvir nada.
— Mas, senhor...
— Nada! nada!
Satanás suplicou ainda, sem melhor fortuna, até que Deus, cansado e cheio de misericórdia, consentiu em que a ópera fosse executada, mas fora do céu. Criou um teatro especial, este planeta, e inventou uma companhia inteira, com todas as partes, primárias e comprimárias, coros e bailarinos.
— Ouvi agora alguns ensaios!
— Não, não quero saber de ensaios. Basta-me haver composto o libreto; estou pronto a dividir contigo os direitos de autor.
Foi talvez um mal esta recusa; dela resultaram alguns desconcertos que a audiência prévia e a colaboração amiga teriam evitado. Com efeito, há lugares em que o verso vai para a direita e a música para a esquerda. Não falta quem diga que nisso mesmo está a beleza da composição,­ fugindo à monotonia, e assim explicam o terceto do Éden, a ária de Abel, os coros da guilhotina e da escravidão. Não é raro que os mesmos lances se reproduzam, sem razão suficiente. Certos motivos cansam à força de repeti­ção. Também há obscuridades; o maestro abusa das massas corais, encobrindo muita vez o sentido por um modo confuso. As partes orquestrais são aliás tratadas com grande perícia. Tal é a opinião dos imparciais.
Os amigos do maestro querem que dificilmente se possa achar obra tão bem acabada. Um ou outro admite certas rudezas e tais ou quais lacunas, mas com o andar da ópera é provável que estas sejam preenchidas ou ex­plicadas, e aquelas desapareçam inteiramente, não se negando o maestro a emendar a obra onde achar que não responde de todo ao pensamento sublime do poeta. Já não dizem o mesmo os amigos deste. Juram que o libreto foi sacrificado, que a partitura corrompeu o sentido da letra, e, posto seja bonita em alguns lugares, e trabalhada com arte em outros, é absolutamente diversa e até contrária ao drama. O grotesco, por exemplo, não está no texto do poe­ta; é uma excrescência para imitar as Mulheres patuscas de Windsor. Este ponto é contestado pelos satanistas com alguma aparência de razão. Dizem eles que, ao tempo em que o jovem Satanás compôs a grande ópera, nem essa farsa nem Shakespeare eram nascidos. Chegam a afirmar que o poeta inglês não teve outro gênio senão transcrever a letra da ópera, com tal arte e fidelidade, que parece ele próprio o autor da composição; mas, evidentemente, é um plagiário.­
— Esta peça, concluiu o velho tenor, durará enquanto durar o teatro, não se podendo calcular em que tempo será ele demolido por utilidade astronômica. O êxito é crescente. Poeta e músico recebem pontualmente os seus direitos autorais, que não são os mesmos, porque a regra da divisão­ é aquilo da Escritura: “Muitos são os chamados, poucos os escolhidos”. Deus recebe em ouro, Satanás em papel.
— Tem graça...
— Graça? bradou ele com fúria; mas aquietou-se logo, e replicou: — Caro Santiago, eu não tenho graça, eu tenho horror à graça. Isto que digo é a verdade pura e última. Um dia, quando todos os livros forem queimados por inúteis, há de haver alguém, pode ser que tenor, e talvez italiano, que ensine esta verdade aos homens. Tudo é música, meu amigo. No princípio era o dó, e o dó fez-se ré etc. Este cálix (e enchia-o novamente), este cálix é um breve estribilho. Não se ouve? Também não se ouve o pau nem a pedra, mas tudo cabe na mesma ópera...

CAPÍTULO X
Aceito a Teoria

Que é demasiada metafísica para um só tenor, não há dúvida; mas a perda da voz explica tudo, e há filósofos que são, em resumo, tenores desempregados.
Eu, leitor amigo, aceito a teoria do meu velho Marco­lini, não só pela verossimilhança, que é muita vez toda a verdade, mas porque a minha vida se casa bem à definição.
(...)
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Machado de Assis, Dom Casmurro, Livraria Garnier, Rio de Janeiro-Belo Horizonte, 1992
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martes, 30 de octubre de 2007

Immanuel Kant (Los sueños...)

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Extractos de:
Los sueños de un visionario explicados por los sueños de la Metafísica (1766)
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«La verborrea metódica de los centros de enseñanza superior no constituye a menudo más que una estrategia para eludir mediante significaciones mudables de las palabras una pregunta difícil de solucionar, ya que el cómodo y, en gran medida, razonable no sé es difícil de oír en las Academias.» (p. 29)
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«Pues sobre lo que se sabe mucho prematuramente en la infancia, de eso, con la edad, se está seguro de no saber nada, y el hombre maduro llega a ser, a lo más, finalmente el sofista de su ilusión juvenil.» (p. 30)
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«Por tanto, se puede suponer la posibilidad de seres inmateriales sin temor a ser refutado y sin esperanza de poder demostrar esa posibilidad mediante argumentos racionales. (…) Al menos no se objetará ninguna imposibilidad demostrable, a pesar de que el asunto mismo permanezca incomprensible, si afirmo que una sustancia espiritual, aunque sea simple, ocupa, sin embargo, un espacio (es decir, puede ser inmediatamente activa en él) sin llenarlo (es decir, sin oponer resistencia a sustancias materiales).» (pp. 34-35)
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«(…) Si bien por lo general no me atrevo a confrontar mi capacidad de entendimiento con los secretos de la naturaleza, sí tengo en cambio la suficiente confianza para no temer de ningún adversario, por muy terribles que sean sus armas (suponiendo que yo tuviera alguna inclinación a la disputa), poner a prueba con él en una refutación los argumentos contrarios, en lo cual consiste propiamente la habilidad de los sabios para demostrarse recíprocamente su ignorancia.» (p. 41)
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«Me parece que ninguna fidelidad ni inclinación anterior a todo examen arrebata a mi espíritu su docilidad ante toda clase de argumentos, sean a favor o en contra, con la excepción de una sola: la balanza del entendimiento no es totalmente imparcial y un brazo suyo, el que lleva la inscripción esperanza del futuro, posee una ventaja mecánica que hace que incluso débiles razones instaladas en su plato levanten del otro especulaciones que de por sí tienen un mayor peso. Esta es la única inexactitud que no puedo suprimir y que, de hecho, tampoco quiero suprimir. Confieso, pues, que todas las historias sobre apariciones de almas separadas o sobre influjos de espíritus y todas las teorías sobre la naturaleza probable de seres espirituales y su relación con nosotros pesan más únicamente en el platillo de la esperanza; por el contrario, en el de la especulación parecen diluirse en puro aire. Si la solución al problema planteado no estuviera en simpatía con una inclinación previamente establecida ¿qué ser razonable dudaría entre estimar más posible admitir una clase de seres absolutamente heterogéneos a todo lo que enseñan los sentidos o bien imputar algunas experiencias al autoengaño o a la ficción que, en la mayoría de las ocasiones, son habituales?.» (p. 72-73)
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«(…) La consideración, razonable aunque algo tardía, de que, la mayoría de las veces, pensar con prudencia es algo fácil, pero, por desgracia, sólo después de que uno se ha dejado embaucar durante cierto tiempo.» (p. 100)
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Immanuel Kant, Los sueños de un visionario explicados por los sueños de la Metafísica, Alianza Editorial, El Libro de Bolsillo 1271, Madrid 1987
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lunes, 29 de octubre de 2007

Series of Dreams (Bob Dylan)

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Un es pregunta què li passa pel cap a algú que deixa fora de la llista una cançó com aquesta. Dylan va publicar Oh Mercy l'any 1989 i va decidir no incloure aquesta peça, que veuria la llum oficialment en el The Bootleg Series Volumes 1-3 l'any 1991. Un text, aparentment, sense cap transcendència, molt diferent a "Political World", la cançó anterior en aquest blog, que és del mateix període i de les mateixes sessions de gravació amb el productor Daniel Lanois. Menció especial al video, fet de retalls preciosos, que travessen tots els Dylans fins aquella data.
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I was thinking of a series of dreams
Where nothing comes up to the top
Everything stays down where it's wounded
And comes to a permanent stop
Wasn't thinking of anything specific
Like in a dream, when someone wakes up and screams
Nothing too very scientific
Just thinking of a series of dreams
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Thinking of a series of dreams
Where the time and the tempo fly
And there's no exit in any direction
'Cept the one that you can't see with your eyes
Wasn't making any great connection
Wasn't falling for any intricate scheme
Nothing that would pass inspection
Just thinking of a series of dreams
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Dreams where the umbrella is folded
Into the path you are hurled
And the cards are no good that you're holding
Unless they're from another world
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In one, numbers were burning
In another, I witnessed a crime
In one, I was running, and in another
All I seemed to be doing was climb
Wasn't looking for any special assistance
Not going to any great extremes
I'd already gone the distance
Just thinking of a series of dreams
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Bob Dylan
Copyright © 1991 Special Rider Music
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Political World (Bob Dylan)

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We live in a political world,
Love don't have any place.
We're living in times where men commit crimes
And crime don't have a face.
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We live in a political world,
Icicles hanging down,
Wedding bells ring and angels sing,
clouds cover up the ground.
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We live in a political world,
Wisdom is thrown into jail,
It rots in a cell, is misguided as hell
Leaving no one to pick up a trail.
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We live in a political world
Where mercy walks the plank,
Life is in mirrors, death disappears
Up the steps into the nearest bank.
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We live in a political world
Where courage is a thing of the past
Houses are haunted, children are unwanted
The next day could be your last.
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We live in a political world.
The one we can see and can feel
But there's no one to check, it's all a stacked deck,
We all know for sure that it's real.
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We live in a political world
In the cities of lonesome fear,
Little by little you turn in the middle
But you're never sure why you're here.
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We live in a political world
Under the microscope,
You can travel anywhere and hang yourself there
You always got more than enough rope.
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We live in a political world
Turning and a'thrashing about,
As soon as you're awake, you're trained to take
What looks like the easy way out.
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We live in a political world
Where peace is not welcome at all,
It's turned away from the door to wander some more
Or put up against the wall.
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We live in a political world
Everything is hers or his,
Climb into the frame and shout God's name
But you're never sure what it is.
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Bob Dylan
Copyright © 1989 Special Rider Music
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domingo, 28 de octubre de 2007

Why Aye Man (Mark Knopfler)

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"Why Aye Man", que en el dialecte geordie del nord d'Anglaterra equival a un "hola, què tal?", és la primera cançó del disc Ragpicker's Dream de Mark Knopfler. Però abans de sortir a la llum en aquest cd, el solo de guitarra el va fer servir la BBC com a fons musical dels crèdits que tancaven l'emissió d'un programa anomenat Auf Wiedersehen, Pet (tercera temporada, any 2002, http://en.wikipedia.org/wiki/Auf_Wiedersehen,_Pet) que, com la peça, tractava el fenomen de les migracions. En aquest cas, l'emigració dels treballadors de les rodalies de Newcastle cap a Alemanya, en els temps del Thacherisme dur. Així és com vaig conèixer aquella nova cançó, mentre m'afaitava... La veu de Mark Knopfler no se sentia, però la seva guitarra l'identificava.
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Why Aye Man
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We had no way of staying afloat
We had to leave on the ferry boat
Economic refugees
On the run to Germany
We had the back of Maggie's hand
Times were tough in Geordieland
We got wor tools and working gear
And humped it all from Newcastle to here
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Why aye man, why aye, why aye man
Why aye man, why aye, why aye man
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We're the nomad tribes, travelling boys
In the dust and dirt and the racket and the noise
Drills and hammers, diggers and picks
Mixing concrete, laying bricks
There's English, Irish, Scots, the lot
United Nation's what we've got
Brickies, chippies, every trade
German building, british-made
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Why aye man, why aye, why aye man
Why aye man, why aye, why aye man
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Nae more work on Maggie's farm
Hadaway down the autobahn
Mine's a portacabin bed
Or a bunk in a nissen hut instead
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There's plenty deutschmarks here to earn
And German tarts are wunderschön
German beer is chemical-free
Germany's alreet with me
Sometimes I miss my river Tyne
But you're my pretty fraulein
Tonight we'll drink the old town dry
Keep wor spirit levels high
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Why aye man, why aye, why aye man
Why aye man, why aye, why aye man
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Mark Knopfler
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jueves, 25 de octubre de 2007

El Producte

Observo, sobre tot als mitjans de comunicació, que els productes ens envolten pertot arreu. A la televisió se substitueixen moltes paraules que els ciutadans fem servir amb normalitat pel comodí “producte”. I no es tracta que emprin aquest mot impròpiament. Em diuen els amics camperols que els fruits de la terra, els aliments que mengem cada dia, com que són manipulats per l’home són productes. D’acord. Deu ser per això que allò que abans eren aliments frescos ara són productes frescos. Ara, quan vaig al super, no em sé estar de vigilar que tot el que compri siguin productes de qualitat. I quan els tinc a taula, ja no penso en menjar fruita o verdura, sinó en consumir productes que valguin realment la pena. Perquè en la lògica de la nostra societat neoliberal, tardocapitalista, res ja no es menja, res ja no es pren, ja no bevem, fins i tot ja ni comprem. Consumim. Notin que producte i consum van agafats de la maneta.

Fins fa pocs anys, crec que del que oferien els bancs en deien, amb més o menys fortuna, serveis, o alguna cosa per l’estil. Ara hem après que una hipoteca és un producte bancari. Els banquers competeixen, o això diuen, per a garantir el millor producte per als seus clients. Un préstec és un altre producte bancari. Perdonin la meva ignorància i matusseria, però jo em pensava que un préstec era un préstec i deixem-ho estar.

Quan vostè, suposat lector, se’n va anar de viatge a Cancún, avió i hotel tot plegat, creia, en el millor o en el pitjor dels casos (això ho deixo a parer de cadascú), que estava fent turisme, i ignorava tendrament que el que havia acabat de fer era gastar els seus estalvis consumint un producte, o paquet, turístic. Sabem, doncs, que d’un temps ençà les agències de viatges es dediquen a vendre productes.


Més exemples. Aquesta mateixa setmana, en una sèrie de televisió de TV3, Vent del Pla, uns joves van tenir la iniciativa de fundar una revista. Què deien a l’hora de fer-ne propaganda? “Volem fer un producte de qualitat.” Sí, segur, és el que hauríem dit tots. Però n’hi ha que encara dirien: “Volem fer una bona revista.” I amb bona conseqüència, el periodista intrèpid de la colla gastava més saliva parlant dels anunciants que haurien d’aconseguir que del tipus d’articles i la classe de periodisme que li agradaria practicar. Però també és cert que hi ha moltes publicacions setmanals o mensuals (el suplement d’alguns diaris, sense anar més lluny) que tenen més de producte que de revista, precisament per la quantitat d’anuncis que contenen. En aquest cas, potser s’hauria de fer servir la paraula “catàleg”, en comptes de “revista”. Això sí: “catàleg de productes”.

Podríem trobar molts més exemples. Del que es tracta és de fer veure de quina manera el llenguatge econòmic ho va impregnant tot, sense que en molts casos se li pugui retreure error de cap mena. Però és trist constatar l’empobriment lingüístic a mans dels qui tenen la paraula com a eina de treball, en benefici d’un model de societat consumista que ho redueix tot a simple producte.

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Alfons
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martes, 23 de octubre de 2007

Rêveries du promeneur solitarie (Jean-Jacques Rousseau)

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El 1762 Jean-Jacques Rousseau publica l'Émile i és condemnat a París per les idees religioses que conté el llibre. Rousseau fuig a Suïssa. Des d'aquest moment, l'autor de Les Confessions (1765-1770) exagera la persecussió que pateix fins al punt de veure en gairebé cada home un jutge enemic que fa part de la cadena d'un complot social. Aquest fet és important a l'hora de llegir les Rêveries du promeneur solitarie (més o menys: "Somiegs del passejant solitari", publicat pòstumament el 1782), tot i que si es vol se'n pot fer abstracció, ja que tantes vegades passa que les obres i les lliçons de la follia es confonen amb les de la raó... i viceversa.
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TROISIÈME PROMENADE

"J'en ai beaucoup vu qui philosophaient bien plus doctement que moi, mais leur philosophie leur était pour ainsi dire étrangère. Voulant être plus savants que d'autres, ils étudiaient l'univers pour savoir comment il était arrangé, comme ils auraient étudié quelque machine qu'ils auraient aperçue, par pure curiosité. Ils étudiaient la nature humaine pour en pouvoir parler savamment, mais non pas pour se connaître; ils travaillaient pour instruire les autres, mais non pas pour s'éclairer en dedans." (p. 67)
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"Pour moi, quand j ai désiré d'apprendre, c'était pour savoir moi-même et non pas pour enseigner ; j'ai toujours cru qu'avant d'instruire les autres il fallait commencer par savoir assez pour soi, et de toutes les études que j'ai tâché de faire en ma vie au milieu des hommes il n'y en a guère que je n'eusse faites également seul dans une île déserte où j'aurais été confiné pour le reste de mes jours. Ce qu'on doit faire dépend beaucoup de ce qu'on doit croire, et dans tout ce qui ne tient pas aux premiers besoins de la nature nos opinions sont la règle de nos actions." (pp. 67-68)
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"Décidé sur toutes les choses dont il m'importait de juger, je vis, en comparant mes maximes à ma situation, que je donnais aux insensés jugements des hommes et aux petits événements de cette courte vie beaucoup plus d'importance qu'ils n'en avaient." (p. 76)
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QUATRIÈME PROMENADE
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"Car si l'obligation de dire la vérité n'est fondée que sur son utilité, comment me constituerai-je juge de cette utilité ?" (p .87)
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"Si je ne fais aucun tort à un autre en le trompant, s'ensuit-il que je ne m'en fasse point à moi-même, et suffit-il de n'être jamais injuste pour être toujours innocent ?" (p. 88)
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"Mentir pour son avantage à soi-même est imposture, mentir pour l'avantage d'autrui est fraude, mentir pour nuire est calomnie ; c'est la pire espèce de mensonge. Mentir sans profit ni préjudice de soi ni d'autrui n'est pas mentir : ce n'est pas mensonge, c'est fiction." (p. 89)
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"S'il faut être juste pour autrui il faut être vrai pour soi, c'est un hommage que l'honnête homme doit rendre à sa propre dignité." (p. 101)
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CINQUIÈME PROMENADE
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"J'ai remarqué dans les vicissitudes d'une longue vie que les époques des plus douces jouissances et des plaisirs les plus vifs ne sont pourtant pas celles dont le souvenir m'attire et me touche le plus. Ces courts moments de délire et de passion, quelque vifs qu'ils puissent être, ne sont cependant, et par leur vivacité même, que des points bien clairsemés dans la ligne de la vie. Ils sont trop rares et trop rapides pour constituer un état, et le bonheur que mon coeur regrette n'est point composé d'instants fugitifs mais un état simple et permanent, qui n'a rien de vif en lui-même, mais dont la durée accroît le charme au point d'y trouver enfin la suprême félicité.
Tout est dans un flux continuel sur la terre : rien n'y garde une forme constante et arrêtée, et nos affections qui s'attachent aux choses extérieures passent et changent nécessairement comme elles. Toujours en avant ou en arrière de nous, elles rappellent le passé qui n'est plus ou préviennent l'avenir qui souvent ne doit point être : il n'y a rien là de solide à quoi le coeur se puisse attacher. Aussi n'a-t-on guère ici-bas que du plaisir qui passe ; pour le bonheur qui dure je doute qu'il y soit connu. A peine est-il dans nos plus vives jouissances un instant où le coeur puisse véritablement nous dire : Je voudrais que cet instant durât toujours ; et comment peut-on appeler bonheur un état fugitif qui nous laisse encore le coeur inquiet et vide, qui nous fait regretter quelque chose avant, ou désirer encore quelque chose après ?
Mais s'il est un état où l'âme trouve une assiette assez solide pour s'y reposer tout entière et rassembler là tout son être, sans avoir besoin de rappeler le passé ni d'enjamber sur l'avenir ; où le temps ne soit rien pour elle, où le présent dure toujours sans néanmoins marquer sa durée et sans aucune trace de succession, sans aucun autre sentiment de privation ni de jouissance, de plaisir ni de peine, de désir ni de crainte que celui seul de notre existence, et que ce sentiment seul puisse la remplir tout entière ; tant que cet état dure celui qui s'y trouve peut s'appeler heureux, non d'un bonheur imparfait, pauvre et relatif tel que celui qu'on trouve dans les plaisirs de la vie, mais d'un bonheur suffisant, parfait et plein, qui ne laisse dans l'âme aucun vide qu'elle sente le besoin de remplir. Tel est l'état où je me suis trouvé souvent à l'île de Saint-Pierre dans mes rêveries solitaires, soit couché dans mon bateau que je laissais dériver au gré de l'eau, soit assis sur les rives du lac agité, soit ailleurs au bord d'une belle rivière ou d'un ruisseau murmurant sur le gravier.
De quoi jouit-on dans une pareille situation ? De rien d'extérieur à soi, de rien sinon de soi-même et de sa propre existence, tant que cet état dure on se suffit à soi-même comme Dieu. Le sentiment de l'existence dépouillé de toute autre affection est par lui-même un sentiment précieux de contentement et de paix, qui suffirait seul pour rendre cette existence chère et douce à qui saurait écarter de soi toutes les impressions sensuelles et terrestres qui viennent sans cesse nous en distraire et en troubler ici-bas la douceur. Mais la plupart des hommes, agités de passions continuelles, connaissent peu cet état, et ne l'ayant goûté qu'imparfaitement durant peu d'instants n'en conservent qu'une idée obscure et confuse qui ne leur en fait pas sentir le charme. Il ne serait pas même bon, dans la présente constitution des choses, qu'avides de ces douces extases ils s'y dégoûtassent de la vie active dont leurs besoins toujours renaissants leur prescrivent le devoir. Mais un infortuné qu'on a retranché de la société humaine et qui ne peut plus rien faire ici-bas d'utile et de bon pour autrui ni pour soi, peut trouver dans cet état à toutes les félicités humaines des dédommagements que la fortune et les hommes ne lui sauraient ôter." (pp. 111-112-113)
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SIXIÈME PROMENADE
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"Convaincu par vingt ans d'expérience que tout ce que la nature a mis d'heureuses dispositions dans mon coeur est tourné par ma destinée et par ceux qui en disposent au préjudice de moi-même ou d'autrui, je ne puis plus regarder une bonne oeuvre qu'on me présente à faire que comme un piège qu'on me tend et sous lequel est caché quelque mal." (p. 125)
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"Je n'ai jamais cru que la liberté de l'homme consistât à faire ce qu'il veut, mais bien à ne jamais faire ce qu'il ne veut pas, (...)" (p.129)
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SEPTIÈME PROMENADE
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"J'ai pensé quelquefois assez profondément, mais rarement avec plaisir, presque toujours contre mon gré et comme par force : la rêverie me délasse et m'amuse, la réflexion me fatigue et m'attriste penser fut toujours pour moi une occupation pénible et sans charme. Quelquefois mes rêveries finissent par la méditation, mais plus souvent mes méditations finissent par la rêverie, et durant ces égarements mon âme erre et plane dans l'univers sur les ailes de l'imagination dans des extases qui passent toute autre jouissance." (p. 133)
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"D'ailleurs je n'ai jamais vu que tant de science contribuât au bonheur de la vie." (p. 142)
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HUITIÈME PROMENADE
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"Je voyais que souvent les jugements du public sont équitables, mais je ne voyais pas que cette équité même était l'effet du hasard, que les règles sur lesquelles les hommes fondent leurs opinions ne sont tirées que de leurs passions ou de leurs préjugés qui en sont l'ouvrage et que, lors même qu'ils jugent bien, souvent encore ces bons jugements naissent d'un mauvais principe, comme lorsqu'ils feignent d'honorer en quelque succès le mérite d'un homme, non par esprit de justice mais pour se donner un air impartial en calomniant tout à leur aise le même homme sur d'autres points." (P. 155)
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"L'homme sage qui ne voit dans tous les malheurs qui lui arrivent que les coups de l'aveugle nécessité n'a point ces agitations insensées il crie dans sa douleur mais sans emportement, sans colère ; il ne sent du mal dont il est la proie que l'atteinte matérielle, et les coups qu'il reçoit ont beau blesser sa personne, pas un n'arrive jusqu'à son coeur." (p. 156-157)
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"L'estime de soi-même est le plus grand mobile des âmes fières, l'amour-propre, fertile en illusions, se déguise et se fait prendre pour cette estime, (...)" (p. 157)
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"Je n'eus jamais beaucoup de pente à l'amour- propre, mais cette passion factice s'était exaltée en moi dans le monde et surtout quand je fus auteur, j'en avais peut-être encore moins qu'un autre mais j'en avais prodigieusement. Les terribles leçons que j'ai reçues l'ont bientôt renfermé dans ses premières bornes ; il commença par se révolter contre l'injustice mais il a fini par la dédaigner. En se repliant sur mon âme, en coupant les relations extérieur et qui le rendent exigeant, en renonçant aux comparaisons, aux préférences, il s'est contenté que je fusse bon pour moi ; alors, redevenant amour de moi-même il est rentré dans l'ordre de la nature et m'a délivré du joug de l'opinion." (p. 158)
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"Je me souviens parfaitement que durant mes courtes prospérités ces mêmes promenades solitaires qui me sont aujourd'hui si délicieuses m'étaient insipides et ennuyeuses. Quand j'étais chez quelqu'un à la campagne, le besoin de faire de l'exercice et de respirer le grand air me faisait souvent sortir seul, et m'échappant comme un voleur je m'allais promener dans le parc ou dans la campagne, mais loin d'y trouver le calme heureux que j'y goûte aujourd'hui, j'y portais l'agitation des vaines idées qui m'avaient occupé dans le salon ; le souvenir de la compagnie que j'y avais laissée m'y suivait. Dans la solitude, les vapeurs de l'amour-propre et le tumulte du monde ternissaient à mes yeux la fraîcheur des bosquets et troublaient la paix de la retraite. J'avais beau fuir au fond des bois, une foule importune m'y suivait partout et voilait pour moi toute la nature. Ce n'est qu'après m'être détaché des passions sociales et de leur triste cortège que je l'ai retrouvée avec tous ses charmes." (p. 162)
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Jean-Jacques Rousseau, Rêveries du promeneur solitaire, Le Livre de Poche classique 16099, Librairie Générale Française 2001
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jueves, 18 de octubre de 2007

Garota de Ipanema (Tom Jobim & Frank Sinatra)

Un video preciós i senzill per a una cançó genial i arxiconeguda.

Obrigado Léa por ter me mostrado esta maravilha já faz algum tempo na nossa casa de Botafogo.

Parem, escutem e curtam.

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miércoles, 17 de octubre de 2007

Aphorisms on friendship

Here are some witty aphorisms on friendship taken from The Faber Book of Aphorisms, edited by W. H. Auden and Louis Kronenberger (Faber & Faber, 1964)

Friendship is almost always the union of a part of one mind with a part of another; people are friends in spots. (Santayana)
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Shared joys make a friend, not shared sufferings (Nietzsche)
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If anyone is to remain pleased with you, he should be pleased with himself whenever he thinks of you. (Bradley)
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Most men friendships are too inarticulate. (Wiliam James)
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We have fewer friends than we imagine, but more than we know. (Hofmannsthal)
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Sometimes we owe a friend to the lucky circumstance that we give him no cause for envy. (Nietzsche)
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Somebody said: "There are two persons whom I have not thought deeply about. That is the proof of my love for them." (Nietzsche)
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The more we love our friends, the less we flatter them. (Molière)
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The most fatal disease of friendship is gradual decay, or dislike hourly increased by causes too slender for complaint, and too numerous fer removal. (Dr. Johnson)
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Don't tell your friends their social faults; they will cure the fault and never forgive you. (L.P. Smith)
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No man regards himself as in all ways inferior to the man he most admires. (La Rochefoucauld)
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We are easily consoled for the misfortunes of our friends if they give us the chance to prove our devotion. (La Rochefoucauld)
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Most people enjoy the inferiority of their best friends. (Chesterfield)
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As in political, so in literary action, a man wins friends for himself mostly by the passion of his prejudices. (Conrad)
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If a friend tell thee a fault, imagine always that he telleth thee not the whole. (Dr. Fuller)
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Our friends show us what we can do, our enemies teach us what we must do. (Goethe)
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No one has ever loved anyone the way everyone wants to be loved. (Mignon Mclaughlin)



sábado, 22 de septiembre de 2007

Borges y yo

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, y me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.
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Jorge Luís Borges, El hacedor, Emcé Editores, Buenos Aires, 1960

martes, 3 de julio de 2007

Os livros E Os Dias (Alberto Manguel)


Cassino (Brasil, RS), 3 de juliol de 2007

Alberto Manguel dedica bona part de la seva producció escrita a reflexionar sobre la lectura, el fet de llegir al llarg de la història, el món dels llibres i tot el ritual que emprèn qualsevol lector compulsiu, a més de ser autor d’històries de ficció i col·laborador habitual d’un bon nombre de publicacions arreu del món.

Alberto Manguel és un fenomenòleg de la lectura.

La lectura dels llibres de Manguel du sempre a formular-se la següent pregunta: «Quin tipus de lector sóc?», «com llegeixo?»

A les pàgines introductòries de Os livros e os dias (he esperat a llegir la versió brasilera del llibre, perquè l’espanyola d’Alianza, al meu parer, no prestigiava gens aquest diari de lectures) Alberto Manguel es descriu com un lector eclèctic. Això, assegura, el permetrà completar un any de lectures diverses sense haver de fer cap esforç.

Dos paràgrafs més amunt:

«A leitura é uma conversa. Os lunáticos respondem a diálogos imaginários que ouvem ecoar em algum lugar de suas mentes; os leitores respondem a um diálogo similar provocado silenciosamente por palavras escritas numa página. Em geral a resposta do leitor não é registrada, mas em muitos momentos ele sentirá a necessidade de pegar um lápis e escrever as respostas nas margens de um texto. Esse comentário, essa glosa, essa sombra que às vezes acompanha nossos livros favoritos, estende e transporta o texto para o interior de um outro tempo e de uma outra experiência; empresta realidade à ilusão de que um livro fala a nós (seus leitores) e nos faz viver.» (10)
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Per a Descartes la lectura és una conversa amb els homes més il·lustres dels segles passats. (Una conversa amb els morts.)

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«Mas por que manter um diário? (Es pregunta el protagonista de La Invención de Morel de Bioy Casares): “Dar perpétua realidade a minha fantasia sentimental.”» (19)

«Nota: ler às vezes consiste em fazer conexões, em reunir antologias.» (38)

«Olhando retrospectivamente para minhas leituras de adolescente, a pergunta essencial, a mais assustadora de que me lembro, é feita “numa voz lânguida e sonolenta” pela lagarta que fuma narguilé em Alice no País das Maravilhas: “Quem é Você?”. A forma ativa dessa pergunta aparece lá pela metade de Kim: “O que sou eu?”. E então, alguns capítulos adiante: “Quem é Kim-Kim-Kim?”.» (59)

«O Ocidente reconhece o Outro apenas para desprezá-lo melhor, e depois fica atônito com a resposta que recebe.» (69)

«Nosso deus é o deus dos contos de fadas, aquele que propôs testes a seus três filhos, cada qual acreditando ser o mais amado, embora nenhum seja verdadeiramente “o escolhido”.» (72)

«Para Chateaubriand, o mundo que vemos é lembrança: de coisas fugidas, efêmeras, idas, e no entanto relutantes em nos abandonar inteiramente. [...]

» Para nós, é o presente que é constante; recusamo-nos a deixá-lo ir embora. Os telejornais pressupõem um publico infectado pelo esquecimento, incapaz de recordar o que ocorreu momentos antes; um público que precisa do fantasma constante do “evento”. Seria essa nossa tentativa de eliminar a mortalidade? Breves instantâneos, repetição, uma sensação de instantaneidade; nos é oferecido algo como um momento sem fim que não nos permite distância alguma no tempo ou no espaço.

» Outra definição de Inferno: o eterno restabelecimento de uma ação expurgada de qualquer possibilidade de expirar.

» Chateaubriand: “Uma coisa me humilha: a memória é muitas vezes uma qualidade associada à insensatez; habitualmente ela pertenece a almas obtusas, as quais torna ainda mais obtusas por causa da bagagem que despeja sobre elas. Contudo, o que seria de mós sem memória? Esqueceríamos nossas amizades, nossos amores, nossos prazeres, nossos negócios; o gênio seria incapaz de reunir seus pensamentos; o mais afetuoso dos coraçoes perderia sua ternura se não lembrasse; nossa existência seria reduzida aos momentos sucessivos de um presente que não pára de fluir. Não haveria passado algum”.

» A última palavra nas Memórias é “eternidade”.» (73-74)

«[...] uma frase de Stevenson em Kidnaped: “Tenho uma memória formidável para o esquecimento...”.» (75) I quan l’he llegida, he pensat que la frase em va com l’anell al dit.. Moltes vegades només recordo d’una pel·lícula, d’un llibre, si m’ha agradat o no, i res més, encara que l’obra hagi representat molt per mi. Exemple: La Doble Vida de Verónica.

«Chateaubriand sobre a escrita de diários e a necessidade de colocar no papel imediatamente as nossas impressões: “Nossa existência é tão fugaz que, se não rememorarmos à noite os acontecimentos da manhã, o trabalho nos pesará sobre os ombros e não teremos mais tempo de mantê-lo em dia. Isso não nos impede de dissipar nossos anos, de jogar ao vento aquelas horas que são, para nós, as sementes da eternidade”.» (77)


«No final, diz Chateaubriand, nada acaba. “Minha fidelidade à memória de meus amigos mortos deveria emprestar confiança àqueles amigos que ainda me restam: nada para mim afunda na sombra; tudo o que uma vez eu conheci vive à minha volta. De acordo com a doutrina indiana, a morte, quando nos toca, não nos destrói; ela simplesmente nos torna invisíveis.”

» Cocteau, em seu diário: “A invisibilidade me parece a condição da elegância”.» (81)

«A exemplo da fórmula matemática concebida para explicar as emoções, é um método para não reconhecer a humanidade dos necessitados.» (117)

« A palavra “nostalgia” foi inventada em 22 de junho de 1688 por Johannes Hofer, um estudante de medicina alsaciano, mediante a combinação da palavra nostos (“retorno”) com a palavra algos (“dor”) em sua tese de medicina, Dissertatio medica de nostalgia, para descrever a enfermidade dos soldados suíços mantidos longe de suas montanhas.» (129)

«Sarduy estava ciente de que o exílio o tornara nostálgico de um país que não existia mais, e que talvez nunca tivesse existido, pelo menos do modo como ele o relembrava [...]. Ele acreditava que mesmo os lugares onde vivemos são transformados por nossos preconceitos, pelos caprichos, pela experiência limitada, pelo fato de caminharmos por um caminho e não por outro da nossa casa até a padaria, ou por termos escolhido um café, um parque e um armazém em meio à variedade de locais que formam uma cidade. Nesse sentido, todo lugar é imáginário.» (131-132)

«Para Juan José Saer, Dom Quixote é um heroi épico porque não está interessado em saber se sua missão de justiça terá êxito ou fracassará. “Esse é o ponto essencial a ser lembrado”, diz Saer; “que a consciência clara ou confusa da inevitabilidade do fracasso em toda empresa humana é algo fundamentalmente oposto ao épico moral.” Comparemos isso com a observação de Stevenson: “Nossa missão na vida não é ter sucesso, mas continuar a fracassar com a melhor das intenções”.» (143)

«A fé não deve estar sujeita às provas da razão. A fé não combate a razão; ela simplesmente se afirma criando um lugar vazio para si própria. É nesse vazio, acreditam os místicos, que Deus pode entrar.» (154)

«”O olho com que vejo Deus é o mesmo olho com que Deus me vê”, observou Meister Eckhart.» (163)

«”Cada estação da vida é uma edição, que corrige a anterior, e que será corrigida também, até a edição definitiva, que o editor dá de graça aos vermes.” Para Machado de Assis, nós somos, como os livros para insones que lemos, cheios de parágrafos que necessitam de revisão.» (201)

«Na literatura barroca, uma coisa só é verdadeira quando significa algo mais.» (203)

«Para Brás Cubas não ha sono algum na morte, apenas uma espécie de insônia literária. A morte é para ele um ponto de partida, o momento em que podemos contemplar a vida de modo conclusivo, pois não haverá mais novidades. Trata-se, entre outras coisas, de um momento mori encarnado.» (204)

«Chesterton: “A pessoa que está realmente revoltada é o otimista, que em geral vive e morre num esforço desesperado e suicida de convencer todas as outras pessoas de quano elas são boas [...] Todos os grandes revolucionários, de Isaías a Shelley, forma otimistas. Eles se indignaram, não com a ruindade da existência, mas com a lentidão dos homens em perceber sua excelência”.» (211)
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Alberto Manguel, Os Livros E Os Dias (Um ano de leituras prazerosas), tradução de José Geraldo Couto, Companhia das Letras, São Paulo, 2005

viernes, 1 de junio de 2007

Reflexions en el trineu

1.

«Tinc un col·lega que davant dels seus fills fa veure que es desmaia; quan les coses entre ell i la seva dona no van gaire bé, simula síncopes a la cuina, s’esfondra entre les cassoles. Ja ningú no se’l creu, però ell continua fent-ho, i encara més, diu ell, quan ningú no se’l creu .» (Pg. 16)

Podem preguntar-nos per què precisament quan ningú ja no li fa cas, aquest col·lega de la primera narradora de En el trineu de Schopenhauer (Yasmina Reza) insisteix a simular desmais. Però aquesta imatge del síncope falsificat, no és una bella metàfora de l’autocompassió? i si bé a cops l’autocompassió vol espectadors, no sempre els necessita, i quan més fort és el sentiment de llàstima cap a un mateix més sol i aïllat et vols quedar...

2.

«Al meu mestre Deleuze no el va venir a ajudar Spinoza quan es va llançar per la finestra, diguin el que diguin, ni al meu mestre Althusser quan va estrangular la seva dona, just abans de condecorar-la amb un tros de cortina vermella. ¿Què en podem treure, d’un saber que mai no ens respon?» (Pg. 31)

Que potser l’errada històrica no ha consistit en haver tractat la filosofia com una disciplina científica més? Una branca del saber que després d’haver efectuat les pertinents exploracions de camp proporciona unes quantes veritats que el temps i les noves pesquises s’encarregaran de matar per a fer-ne créixer de noves...? La filosofia, que havia nascut amb la resta de ciències i que funcionava com una mena d’aglutinador de tots els pals científics, amb el pas dels anys i dels segles ha esdevingut una més de les belles arts. La filosofia, parida pel mite i la poesia torna així a la panxa materna i maternal. La filosofia quan mor torna al cau, embolcallada del mític líquid poètic del qual tant es va allunyar...

I encara voleu que la filosofia us proporcioni respostes? És que demaneu respostes al quadre que contempleu al museu? Tenien respostes Bach, Beethoven o Brahms?

La filosofia, la música, l’art, com l’aforisme, són fletxes que assenyalen direccions per a qui vulgui agafar-les.

Jo defenso la filosofia de tot el que se li ha volgut fer dir, i que no ha dit mai. Jo defenso la filosofia d’allò que mai no ha sigut, un oracle, i proposo que d’ara endavant torni a ser el joc de caminants per a les rutes que cada ú ha de fer sol...

3.

«El món, es vulgui o no, millora. Ara no voldràs que els afganesos, en un any, es transformin en electors suïssos. Això és impossible, home! És l’etern anacronisme de voler jutjar els altres a partir del que som aquí i ara.» (Pgs. 49-50)

Això està molt bé, però no acceptaré com a tret cultural que hagi de tolerar l’ablació del clitoris de les nenes-dones que es practica a segons quins països, ni el tracte infrahumà que reben alguns sectors de la població en totes les societats, no acceptaré com a part del folklore del veí que es tracti a la dona com a objecte sexual propietat del mascle, que se la condemni a la burka-inexistència i que, en resum, sigui poc més que un animal.

Ni totes les opinions són respectables ni hem d’acceptar com a trets culturals d’una societat determinada salvatjades que atemten contra els drets humans d’un sector de la població, ja siguin homes, dones o infants...

4.

«Hi ha una direcció millor que les altres, la direcció que donarà pas a una moral tolerant, pluralista, amb sentit de l’humor, alegre. Aquesta direcció és una direcció millor que les altres, una direcció que la humanitat pot agafar, si vol, i som nosaltres qui des del nostre insignificant nivell tenim el deure de contribuir-hi. Cada un de nosaltres és responsable de la seva pròpia estructura mental. Ens podem sentir a gust sent feliços, tot i que molts trobin més fascinant la desgràcia. És més, m’atreviria fins i tot a dir que la felicitat és l’única resposta a l’absurd.» (Pgs. 51-52)

L’absurd atorga sentit a l’existència, el marge de llibertat que ens confereix el saber que aquí no hi ha més castell que el que cadascú es construeix, i que si tots haguéssim d’assolir un sentit preestablert encara n’hi hauria més que voldrien baixar del trineu... Em fastigueja tant la sentència que dicta guanyar-se el cel com la que parla de guanyar-se la vida. Això no és un joc de guanys ni de pèrdues, aquí del que es tracta és de viure, i l’existència no va aparellada de cap moral, sinó que l’únic que hi ha, seguint aquí el vell Nietzsche, són interpretacions morals de l’existència.
I que en la desesperació també hi pot brillar el sol. Cal, per això, trobar i obrir les finestres que surten al nostre abast.... L’home del subsol de Dostoievski va menysprear la de l’amor...

5.

«Aquesta bata, l’amistat m’obliga a dir-t’ho, t’embrut. T’arrossega cap al no-res com ho fan, d’altra banda i si em permets l’opinió, totes les bates. Les bates són una bogeria, qualsevol que es posi una bata és xuclat pel no-res, és així.» (Pgs. 62-63)

Una de les veritats més profundes d’aquest llibret.

6.

El Butlleti de la Societat Francesa de Filosofia com a arma per a atacar el marit és una arma molt pesada, pot deixar lesions que mai no s’esborraran...

7.

«El món de les idees és un error, mai s’hi fa diana. Apuntar-se al bàndol dels erudits ens converteix en desgraciats.» (Pg. 80)

M’ha fet pensar en la novel·la curta de Martin Page Comment je suis devenu stupide. D’altra banda, parlant d’idees, Cioran comença el Précis... amb aquestes paraules:
«En elle-même toute idee est neutre, ou devrait l’être; mais l’homme l’anime, y projette ses flammes et ses démences; impure, transformée en croyance, elle s’insère dans le temps, prend figure d’événement: le passage de la logique à l’épilepsie est consommé... Ainsi naissent les idéologies, les doctrines, et les farces sanglantes.» (Oeuvres, pg. 581)

8.

«Tots acabem arribant al mateix lloc al cap i a la fi.» (Pg. 94)

I finalment la mort és el que dóna sentit a la vida, o la vida té sentit precisament perquè morim. D’això cada cop n’estic més convençut, encara que només sigui a la manera d’una moral provisional a la cartesiana. De vides, tan sols estic en disposició d’afirmar que només hi ha aquesta. Tampoc puc negar que n’hi hagi més, però ningú no ha tornat per explicar-m’ho. Ni el Pere, ni el Jordi, ni el Sebastián, ni el meu pare. Per tant, de moment prefereixo pensar que això és tot el que hem de veure. I és prou.
D’aquest fet, que un dia tot acabarà per a nosaltres, sí que se’n pot tirar alguna proposta moral, ara que tot són propostes i que tan de moda estan les propostes culturals i de tota mena. I propose:

«Si almenys l’home pogués aprendre a ser el que és: mortal, aleshores podria començar a trair la seva cobdícia.»
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(http://alfonscsb.blogspot.com/2007/04/deixalles-llibre-daforismes.html ... Tot citant-me a mi mateix com a exemple de la meva modèstia, gràcies.)


Yasmina Reza, En el trineu de Schopenhauer, Traducció de Ramon Faura Coll, Eds. Anagrama · Empúries, Barcelona, maig de 2006

viernes, 18 de mayo de 2007

A criança quando criança (Peter Handke)

Poema do filme Asas do desejo (1987)
Direção: Wim Wenders
Roteiro: Wim Wenders e Peter Handke

A criança quando criança
caminhava de braços balançando
queria que um ribeiro fosse um rio
o rio uma corrente
e este charco o mar
.
A criança quando criança
não sabia que o era
tudo lhe era sagrado
e todas as almas uma só
.
A criança quando criança
não tinha qualquer opinião
vícios
sentava-se muitas vezes de perna cruzada
fugia a correr
tinha um remoinho no cabelo
e não fazia figura para a fotografia
.
A criança quando criança
era tempo das seguintes perguntas
Porque sou eu e não tu?
Porque estou aqui e não ali?
Quando começou o tempo e onde acaba o
espaço?
Não é a vida debaixo do Sol apenas um sonho?
Isto que vejo ouço e cheiro
não é apenas uma aparência dum mundo antes
do mundo?
Há mesmo o mal e pessoas
essas que são verdadeiramente as más?
Como pode ser que eu que estou aqui
antes de o ter sido não era
e uma vez eu que sou eu
não mais serei?
.
A criança quando criança
custava-lhe comer espinafre ervilhas arroz doce
e couve-flor estufada
e agora come isso tudo e não apenas por
necessidade
.
A criança quando criança
despertou uma vez numa cama estranha
e agora sempre de novo
pareceram-lhe bonitas muitas pessoas
e agora só apenas por feliz acaso
imaginava claramente um paraíso
e hoje pode quanto muito pressenti-lo
não podia inventar o Nada
e hoje arrepende-se disso
.
A criança quando criança
brincava entusiasmada
e agora nisso como outrora apenas
quando é o seu trabalho
.
A criança quando criança
bastava-lhe como alimento maçã pão
e ainda assim é
.
A criança quando criança
caiam-lhe bagas como apenas bagas nas mãos
e agora ainda
as nozes frescas faziam-lhe a língua áspera
e agora ainda
tinha em cada montanha
saudade por uma montanha mais alta
e em cada cidade
saudade por uma cidade ainda maior
e assim ainda é
agarrava em êxtase numa cereja na copa duma árvore
como ainda hoje
tinha timidez com todos os estranhos
e ainda tem
esperava pela primeira neve
e ainda espera
.
A criança quando criança
atirou como lança um pau contra a árvore
e ela treme lá ainda hoje
.
Poema de Peter Handke,
versão portuguesa de João Artur Santos