¡De qué forma tan distinta
transcurrirían hoy probablemente las revoluciones y toda la historia si los hombres
continuaran siendo seres autónomos relacionados con un todo, tal vez como en la
antigua Atenas, y no se sintieran tan desesperadamente aprisionados por su
profesión ni por su horario, si no dependieran de mil imprevistos ni fuesen
piezas de una maquinaria incontrolable, como si caminaran sobre raíles y
estuvieran perdidos en caso de descarrilar! Sólo la rutina diaria genera
seguridad y una sensación de permanencia, de ahí a la jungla sólo hay un paso.
Todo europeo del siglo XX es consciente de ello y siente un miedo oscuro. De
ahí su vacilación a la hora de emprender una acción que pudiera hacerle «descarrilar»,
algo audaz, que se salga de la rutina y parta sólo del hombre mismo. De ahí la
posibilidad de que ocurran catástrofes humanas tan inmensas como la dominación
nazi en Alemania.
Haffner, Sebastian. Historia de un alemán. Barcelona: Destino, 2012, pp. 147-148.